lunes, 1 de marzo de 2010

El Anillo de Giges II













Todos necesitamos de un "centro" que de sentido y sabor a nuestros días. "El centro es un concepto dinámico, es un punto de gravitación, no es un punto estático: implica "gravitar hacia". Esto supone, por tanto, que la referencia del hombre es real: el hombre es un ser que necesita referirse a algo, encontrar una referencia última" [G.Moioli]. Corresponde a cada uno decidir cuál ha de ser su referencia, y nunca puede eximirse de hacerlo, quien no encuentra su "centro" está condenado a la inestabilidad.

Entiendo la sabiduría como la fuerza que arrastra al hombre, al conocimiento de las últimas razones, desarrollándose íntegramente durante el camino, encontrando asi su "centro". En esta medida el hombre sabio, es aquel que es consciente del objetivo de su existencia.

Con sus acciones el ser humano pretende añadir un centímetro a su estatura, esto se ve incluso en el ámbito espiritual, pero cuando decide adentrarse en sí mismo, se encuentra con que existe una verdad que lo supera, una Verdad que desde nuestra experiencia de Fe llamamos: Dios, a esta verdad solo se llega desde el Amor. El Amor al que me refiero se ve manifestado en la cruz de Jesús, cruz que se convierte en el "centro" de la vida de todo creyente.

Si leemos la vida como un acontecimiento pascual, descubrimos que lo más valioso que tiene la vida es que puede darse y que cuando actuamos de manera narcisista terminamos sintiéndonos terriblemente "solos", aun si hemos alcanzado metas soñadas por cualquier otra persona.

La Cruz es la Verdad, revela al Dios Vivo y su Amor. La vida nace del Amor que se recibe y tiende al mismo Amor que se entrega, vivimos y morimos por el mismo motivo, pues el Amor recibido ha de convertirse en Amor entregado.

Si vivimos de esta manera y llegamos a tener el Anillo de Giges, seguramente lo utilizaremos para hacer el Bien.

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