martes, 16 de marzo de 2010

Se Auténtico. Se Feliz….


Un joven italiano de quince años, a quien le dijeron que escribiera en forma de poema como veía su vida; escribió muchos, pero eligieron este para publicarlo:

“Yo quería leche y me dieron un biberón quería unos padres y me han dado un juguete, yo quería hablar y me han dado un televisor, yo quería aprender y he recibido apuntes, quería pensar y me han dado un título, quería una visión y he recibido ideas, yo quería ser libre y me han dado disciplina, quería amor y he recibido moral, quería una profesión y he recibido un puesto de trabajo, quería felicidad y me han dado dinero, quería libertad y me han dado un automóvil, quería una orientación y me han dado una carrera, quería esperanza y me han dado miedo, quería cambiar y me han impuesto modas, quería vivir…”
El poema anterior nos muestra la realidad del joven de hoy; es un joven que anhela tener el mayor tesoro del mundo (la felicidad) y a cambio recibe un biberón, un juguete, un título, un automóvil…la imposición de modas. A este joven termina ofreciéndosele la muerte, cuando lo que desea es vivir en plenitud…Vivir felizmente. El joven italiano se atreve a reclamar en medio de una sociedad simplista, basa en la levedad, en el “hakuna matata”…este joven sabe que la felicidad no está en la cantidad de billete que tengamos, o en los títulos obtenidos, tampoco está en poseer bienes materiales…este joven se atreve a ser auténtico…es necesario trabajar en el valor de la autenticidad, entendiendo autenticidad como la coherencia entre pensar-sentir y actuar, el hombre que consigue esa integración armónica se siente en paz consigo mismo y se ve capacitado para desarrollarse totalmente como persona. Para ser auténticos nuestra vida debe asentarse en principios sólidos, bien pensados y bien sentidos. Para ser auténticos es necesario:
1. Saber lo que se siente.
2. Estar dispuestos a manifestarlo.
3. Manifestarlo con prudencia y Amor.
Esa coherencia básica confiere a la persona su condición de auténtica, le aleja de toda falsedad, incoherencia y doblez…le impulsa a vivir en plenitud en medio de una sociedad que propone vivir de apariencias.

martes, 9 de marzo de 2010

Vive y Deja Vivir II


El Caso expuesto anteriormente es una muestra de cómo se pueden poner de acuerdo dos bandos evidentemente contrarios : El Bien y el Mal. Pero estos bandos o fuerzas no sólo se contraponen, podemos afirmar que se complementan; es en esto ùltimo donde surgen los inconvenientes (principalmente n la experiencia de fe), pues vivimos en un mundo que sufre el mal, que busca la manera de exorcisarlo, de defenderse de él, pero no encuentra la técnica indicada; entonces trata de alejarlo de sì, de proyectarlo en un sitio, en un lugar, en una persona o grupo de personas, se enzaña en combatirlo y termina dandole fuerza y haciendolo centro del escenario mundial.
Nos resulta muy dificil integrar el mal. Aquel mal que está dentro de nosotros y a nuestro alrededor, ese que vemos y el que sospechamos, el que en ocasiones quiere e invade nuestros espacios internos y el que nos viene cargado encima por los demás, el que logramos decir y el inconfesable, el que conocemos y el que permanece incógnito, pero igualmente presente y activo.
Es necesario que integremos el mal, pues solo toda la Vida, la existencia en su totalidad, habla de un Dios en su totalidad amante, como Padre, Hijo y Espíritu Santo. Integrando el mal en nuestra vida podremos vivir en plenitud.

martes, 2 de marzo de 2010

Vive y Deja Vivir I


Durante la Primera Guerra Mundial, las fuerzas aliadas francesas e inglesas se enfrentaron al ejército alemán a lo largo de un extenso frente en la Francia Septentrional. Ambos bandos se refugiaron en trincheras desde las cuales bombardeaban al enemigo. Cuando se libraban batallas campales las bajas eran enormes. El Alto Mando Aliado estaba dispuesto a asumir severas pérdidas, pues había más franceses y británicos que alemanes, mientras mataran al menos un soldado alemán por cada soldado aliado caído, ganarían la guerra. El sentimiento nacional y la propaganda de guerra alimentaban el odio al otro bando. Los oficiales al mando se esforzaban por mantener la enemistad a un nivel alto, para que la moral de las tropas que habían visto caer a tantos camaradas se mantuviera elevada.

La Noche de Navidad de 1914 en medio del odio, la muerte y el lodo, surgió entre las tropas aliadas y las alemanas un extraordinario sistema de cooperación conocido como “Vive y deja Vivir”, que consistía en: “no intentare matarte mientras tú no intentes matarme”. En varios sectores de las trincheras, la infantería británica o la francesa dirigían sus obuses allí donde no causaban daño, y se podía contar con que los alemanes harían lo mismo. Los soldados podían relajarse, e incluso dar un paseo abiertamente al alcance de las ametralladoras enemigas, sabiendo que la persona situada tras la mira del arma no dispararía.

lunes, 1 de marzo de 2010

El Anillo de Giges II













Todos necesitamos de un "centro" que de sentido y sabor a nuestros días. "El centro es un concepto dinámico, es un punto de gravitación, no es un punto estático: implica "gravitar hacia". Esto supone, por tanto, que la referencia del hombre es real: el hombre es un ser que necesita referirse a algo, encontrar una referencia última" [G.Moioli]. Corresponde a cada uno decidir cuál ha de ser su referencia, y nunca puede eximirse de hacerlo, quien no encuentra su "centro" está condenado a la inestabilidad.

Entiendo la sabiduría como la fuerza que arrastra al hombre, al conocimiento de las últimas razones, desarrollándose íntegramente durante el camino, encontrando asi su "centro". En esta medida el hombre sabio, es aquel que es consciente del objetivo de su existencia.

Con sus acciones el ser humano pretende añadir un centímetro a su estatura, esto se ve incluso en el ámbito espiritual, pero cuando decide adentrarse en sí mismo, se encuentra con que existe una verdad que lo supera, una Verdad que desde nuestra experiencia de Fe llamamos: Dios, a esta verdad solo se llega desde el Amor. El Amor al que me refiero se ve manifestado en la cruz de Jesús, cruz que se convierte en el "centro" de la vida de todo creyente.

Si leemos la vida como un acontecimiento pascual, descubrimos que lo más valioso que tiene la vida es que puede darse y que cuando actuamos de manera narcisista terminamos sintiéndonos terriblemente "solos", aun si hemos alcanzado metas soñadas por cualquier otra persona.

La Cruz es la Verdad, revela al Dios Vivo y su Amor. La vida nace del Amor que se recibe y tiende al mismo Amor que se entrega, vivimos y morimos por el mismo motivo, pues el Amor recibido ha de convertirse en Amor entregado.

Si vivimos de esta manera y llegamos a tener el Anillo de Giges, seguramente lo utilizaremos para hacer el Bien.