
Un joven italiano de quince años, a quien le dijeron que escribiera en forma de poema como veía su vida; escribió muchos, pero eligieron este para publicarlo:
“Yo quería leche y me dieron un biberón                                                                                   quería unos padres y me han dado un juguete,                                                                            yo quería hablar y me han dado un televisor,                                                                 yo quería aprender y he recibido apuntes,                                                                    quería pensar y me han dado un título,                                                                               quería una visión y he recibido ideas,                                                                                       yo quería ser libre y me han dado disciplina,                                                                                  quería amor y he recibido moral,                                                                                         quería una profesión y he recibido un puesto de trabajo,                                                                                                                               quería felicidad y me han dado dinero,                                                                               quería libertad y me han dado un automóvil,                                                                      quería una orientación y me han dado una carrera,                                                             quería esperanza y me han dado miedo,                                                                               quería cambiar y me han impuesto modas,                                                                          quería vivir…”
El poema anterior nos muestra la realidad del joven de hoy; es un joven que anhela tener el mayor tesoro del mundo (la felicidad) y a cambio recibe un biberón, un juguete, un título, un automóvil…la imposición de modas. A este joven termina ofreciéndosele la muerte, cuando lo que desea es vivir en plenitud…Vivir felizmente. El joven italiano se atreve a reclamar en medio de una sociedad simplista, basa en la levedad, en el “hakuna matata”…este joven sabe que la felicidad no está en la cantidad de billete que tengamos, o en los títulos obtenidos, tampoco está en poseer bienes materiales…este joven se atreve a ser auténtico…es necesario trabajar en el valor de la autenticidad, entendiendo autenticidad como la coherencia entre pensar-sentir y actuar, el hombre que consigue esa integración armónica se siente en paz consigo mismo y se ve capacitado para desarrollarse totalmente como persona. Para ser auténticos nuestra vida debe asentarse en principios sólidos, bien pensados y bien sentidos. Para ser auténticos es necesario:
1. Saber lo que se siente.
2. Estar dispuestos a manifestarlo.
3. Manifestarlo con prudencia y Amor.
Esa coherencia básica confiere a la persona su condición de auténtica, le aleja de toda falsedad, incoherencia y doblez…le impulsa a vivir en plenitud en medio de una sociedad que propone vivir de apariencias.